Pienso en esto desde la noche del último domingo y las circunstancias obligan a no seguir esperando.
Nunca veré a un jugador más grande que Salas. Buena parte de mi amor por la U nace en ese par de años sagrados. Nunca he disfrutado más un gol como los de Salas. Grité el último en ese partido amargo, aunque lejos de la querida galería. Son muchos los recuerdos en la cabeza y no voy a enumerarlos.
Que digan lo que quieran los que están bajo su sombra. Que repitan mil y una veces sus goles. Que por favor haya una oportunidad para verlo jugar otra vez y elevar todos los honores que nunca serán suficientes. Cuánta emoción, cuánto temple, cuánto talento, cuánta sangre agitando el corazón, cuántas veces la garganta hecha jirones. Goles, goles, goles. Se apaga la última luz de la infancia y la extrañaremos. Gracias. Gracias. Gracias.
Salas, ídolo inmortal. Salas, ídolo de verdad. Salas, el último ídolo.
Filed under: escritura, misceláneo | Etiquetas: diálogo, futbol, tema libre
Diálogo de la tarde con mi madre.
En el televisor, Universidad de Chile frente a Unión La Calera de visita, septiembre de 1985. Mariano Puyol anota el 2 a 2.
– ¿De cuándo es este partido?
– Del ’85.
– ¡No habías nacido tú entonces! No tenías cómo verlo.
– No poh, pero a Mariano Puyol sí lo vi jugar.
– ¿Cómo se llamaba uno que te gustaba a ti, uno gordito?
– ¿Cuál gordito? No sé poh, dime algo más…
– Uno gordito que te gustaba a ti, que después se fue y fue entrenador y tú casi te pusiste a llorar.
– Pero no sé poh, dime más…
– ¡Rogelio Delgado! Ese era.
– ¡Aaah! ¡El paraguayo traidor! Salió campeón en la U y se fue a Colo Colo.
– Se fue de la U y tú te pusiste a llorar. Yo tuve que hacerte casi una disertación para explicarte que ese era el trabajo de los jugadores y se iban por plata.
– Sí, pero el Matador nunca hizo eso.
La foto es de 1992 y la saqué de aquí.
Delgado es el tercero de izquierda a derecha, arriba. Puyol, el quinto de izquierda a derecha, abajo.